domingo, 9 de febrero de 2014

Trabajos semana 3-8 de febrero

Buenos días, a continuación leerán los trabajos hechos durante esta semana. Una gripe nos afectó y no pudimos trabajar mucho en el terreno. Aprovechamos para avanzar en las encuestas y su sistematización y recuperar los análisis de suelos.
Aprovecho esta pequeña introducción para dar unas palabras sobre las encuestas. De hecho, esta parte que iniciamos antes de comenzar los trabajos agrícolas es esencial para elaborar nuestro plan de negocio. Nos permite conocer a las personas que están interesadas en la agricultura orgánica, entender los hábitos de consumos de hortalizas y frutas y si la gente está interesada en un sistema de distribución a domicilio.
Agradecemos a todas las personas que aceptaron darnos un poco de su tiempo para tener esta valiosa información.

Riego del terreno y siembra de la vicia y avena

Esta semana fue marcada con la primera siembra del terreno el día sábado. Sembramos una mezcla forrajera de vicia (1 parte) y avena (3 partes) para poder recuperar la estructura del suelo, aumentar el nivel de materia orgánica y poner nitrógeno en el suelo gracias a la vicia, una leguminosa. La familia de las leguminosas (fréjol, habas, arvejas, vainitas, lentejas, alfalfa, trébol, maní, chocho, guabos, etc) tiene la ventaja de fijar el nitrógeno (N) del aire en el suelo gracias a una simbiosis con una bacteria: el rizobium. ¡Estamos viendo la importancia de la microbiología del suelo una vez más a través de este ejemplo!
Nuestro amigo campesino Germán nos ayudó a sembrar la mezcla al voleo. Ahora vamos a esperar las lluvias con ansia. Mientras tanto, en la semana que viene, vamos a empezar a elaborar biofertilizantes para abonar nuestra vicia-avena. Así, veremos la elaboración de biofertilizantes la semana próxima.
Antes de sembrar y para facilitar la descomposición de la materia orgánica que enterramos en el suelo, regamos agua el día lunes. Como nuestro turno de agua es por la noche, tuvimos que solicitar la ayuda del inoxidable Germán para regar el terreno: ¡de las 19h hasta las 4h de la mañana! Con este tipo de ejemplo, todos tenemos que aprender a respetar el campesino que ha tenido y sigue teniendo una vida muy dura. Aprendo mucho con Don Germán cuando trabajamos juntos.

Fotografía 1: preparando la mezcla


Fotografía 2: Don Germán sembrando


Al final de la siembra, don Wilson, el propietario del tractor pasó una mano de rastra a poca profundidad. Sin este último trabajo, las garzas ya hubieran comido todas las semillas.

Cuando ya estará lista la vicia y avena, pensamos poner animales para que limpien y abonen el terreno y al final, enterrar los desechos y empezar a sembrar las hortalizas.


Video: don Germán sembrando


Limpieza de la acequia

Al inicio de la semana empezamos a limpiar con el machete la acequia y ahora estamos siguiendo con la motoguadaña. Es un trabajo largo y difícil ya que hace mucho tiempo que no ha sido limpiada y hay que tener cuidado con las culebras. Utilizaremos los desechos cortados para compostar. Una vez bien limpia la acequia podremos empezar el trabajo de siembra de los sauces y moras para cerrar bien el terreno y poner un alambre de púas nuevo.

En las fotografías siguientes, se puede apreciar que casi no se ve la acequia, recubierta de plantas. También se puede ver que faltan árboles para delimitar bien y proteger el terreno al nivel del cerco. Nos van a ayudar a proteger el terreno del viento.





Análisis de suelo

Sacamos las muestras la semana anterior y ya tenemos los resultados del laboratorio de la UPS de Cayambe. Les recuerdo que elegimos este laboratorio ya que se puede hacer un análisis microbiológico.
Aún no tenemos los resultados de la cromatografía.

Como explicaba en la publicación anterior, hay que tener cuidado con la interpretación de los resultados de un análisis de suelo. Nuestras conclusiones son las siguientes.


Textura del suelo

Tenemos un suelos franco arenoso (58% de arena, 30% de limo y 12% de arcilla). Es un suelo fácil de trabajar y que no se enloda con las lluvias. Drena bien y necesita un buen sistema de riego ya que se seca rápidamente. Es un suelo excelente para hortalizas. Hay que tener cuidado con los limos que crean una costra impermeable en caso de lluvias fuertes. Así, el agua ya no se infiltra en el suelo y este fenómeno provoca la erosión. El remedio: tener un buen nivel de materia orgánica, de microorganismos y la mayor parte del tiempo nunca dejar el suelo desnudo.

Materia orgánica y pH

Tenemos un suelo un poco pobre en materia orgánica: 2,21%. Es el resultado de la agricultura convencional ya que solo utilizaban fertilizantes solubles anteriormente. No nos alarmamos con estas cifras ya que enterramos todas las malas hierbas que estaban presentes y sembramos la vicia avena que nos va a ayudar a aumentar el nivel de materia orgánica. Con poca materia orgánica, tenemos un pH casi neutro: 7,22. Es un poco alto y necesitamos bajar a un valor de alrededor de 5,5 para tener la mejor actividad microbiológica y un aumento de disponibilidad en fósforo. El pH bajará aplicando microorganismos, materia orgánica y biofertilizantes al suelo.

Macro y microelementos

Se observa una deficiencia en boro y manganeso que se vincula con el pH observado. No se identificó el zinc en el análisis pero podemos pensar también que hay una deficiencia ya que los suelos con pH alrededor de 7 tienen deficiencia en boro, zinc y manganeso. Se nota también una deficiencia en nitrógeno pero como dice mi amigo campesino Francisco Gangotena: en la agricultura orgánica, nunca hay que preocuparse por el nitrógeno. Con la siembra de vicia avena y rotaciones frecuentes con leguminosas, ya no tendremos problemas con el nitrógeno. 
Por  otra parte, el valor que tenemos de hierro es muy alto y normal en nuestros suelos andinos de pasados volcánicos.

CIC: Capacidad de Intercambio Catiónico

Es la capacidad que tiene un suelo para retener y liberar cationes. Estos se atan a las arcillas y al humus (cargados negativamente) del suelo por enlaces eléctricos. Se expresa en meq / 100 mL. En nuestro suelo tenemos un valor de 16,5. Es un poco bajo pero tenemos poca materia orgánica y un suelo arenoso con pocas arcillas. La solución es la misma: poner materia orgánica.

Análisis microbiológico

El análisis nos dio la cantidad de moho (hongos) y levaduras y microorganismos aerobios mesófilos (bacterias) por gramo de suelo seco.  Respectivamente tenemos así un de 7,2x103  y 4,3x10 UFC/g.s.s.
Según el técnico del laboratorio, los niveles están bajos y se podría llegar a duplicar este valor.
Para explicar la importancia de la vida microbiológica del suelo, vamos a tomar el ejemplo de un trozo de paja que cae al suelo: es atacado primero por las bacterias que van a comer las fibras de celulosa para transformarlas en lignina. Las amebas llegan y comen las bacterias dejando libre las fibras de lignina que comen los hongos. Al final este pedazo de paja se transforma en humus. Así, entendemos mejor la importancia de tener un suelo vivo.   En general hay 2 toneladas de hongos por hectárea y 1 tonelada de bacterias.
Lastimosamente, no tengo cifras de referencia para comparar los datos del laboratorio con otros datos.

Fotografías siguientes: resultados de nuestros análisis de suelo





En conclusión, tenemos que proveer bastante materia orgánica y microorganismos para mejorar nuestro suelo.


Ya terminé con esta publicación. Si tienen comentarios o preguntas, no duden en hacérmelos llegar.

Hasta la próxima publicación

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